La pandemia de COVID-19 ha afectado dramáticamente a las vidas y la forma de vivir de las trabajadoras(es) de la industria de la confección de México. Casi un año después del inicio de la crisis sanitaria y socioeconómica, el Centro de Apoyo al Trabajador (CAT) ha elaborado dos informes sobre los devastadores efectos del COVID-19 en las trabajadoras(es) de las maquilas de confecciones del Estado de Morelos. Los informes se basan en el seguimiento que hace el CAT de las violaciones de los derechos de las trabajadoras(es) en el sector y en entrevistas con trabajadoras(es) de cinco fábricas de confección. El CAT lleva más de 20 años promoviendo los derechos humanos y laborales de las trabajadoras(es) del sector textil y de la confección, primero en el estado de Puebla y más recientemente en Morelos. A principios de febrero, la RSM habló (virtualmente) con dos colegas del CAT para saber más sobre su trabajo y sobre el impacto que la pandemia está teniendo en las trabajadoras(es).
El impacto de la pandemia de Covid-19
A lo largo de la pandemia de COVID-19, el CAT ha seguido apoyando a las trabajadoras(es) de la industria de la confección, proporcionándoles formación en materia de derechos laborales y apoyo en los casos de violencia de género en el trabajo y en las denuncias de las trabajadoras(es) contra diferentes empresas. El CAT ha sido testigo de primera mano del impacto de la pandemia en las vidas de miles de trabajadoras(es) cuyos derechos han sido violados y que, en muchos casos, han perdido sus empleos.
Empezando a finales de marzo de 2020, el CAT recopiló información a través de entrevistas y contactos directos con trabajadoras(es) de cinco fábricas de confección en el Estado de Morelos. Los dos informes que resultaron de estas entrevistas presentan un panorama dramático de la situación que enfrentan las trabajadoras(es) de la confección. Según Blanca Velázquez Díaz, coordinadora del CAT, "desde que se presenta la pandemia, comienza a haber una disminución de derechos laborales de las trabajadoras, siendo suspendidas en los primeros meses (marzo y abril) para luego terminar siendo despedidas a partir de junio.”
Las pérdidas de empleo tuvieron múltiples repercusiones negativas en las trabajadoras(es) y sus familias. En el caso de las trabajadoras(es) con suspensión temporal, especialmente las que tenían mayor factor de riesgo al virus, su situación de ingresos se fue deteriorando mes a mes. "Al comienzo del período de suspensión, las trabajadoras(es) recibían el salario mínimo, que en muchos casos ascendía a aproximadamente 800 pesos [40 dólares estadounidenses] por semana, lo que no es suficiente para mantener a una familia. En los meses siguientes a las suspensiones temporales, los empleadores dejaron de pagar el salario mínimo por completo," afirma Rogelio Cuebas, miembro del CAT que realizó las entrevistas a las trabajadoras(es) para los informes. “Muchas trabajadoras(es) tuvieron que irse a vivir con familiares para poder cubrir sus necesidades básicas.”
Reapertura de fábricas
La situación empeoró en junio, cuando muchas trabajadoras(es) volvieron a trabajar en las cinco fábricas donde el CAT realizó entrevistas. Según Rogelio, "para quienes tuvieron la suerte de ser llamadas a trabajar, les están pagando 400 o 500 pesos por semana, y están padeciendo la ausencia de medidas de sanitización en los lugares de trabajo. Ni siquiera tienen agua potable en las fábricas..., y cuando hubo inspección y control de las autoridades, sí había provisión de jabón y mascarillas. Pero con el correr de los meses, dejaron de haber inspecciones y todas las medidas de sana distancia, el lavado de manos, las mascarillas, pasaron a depender de cada trabajadora. Estas trabajadoras tienen que cargar con prácticamente los mismos niveles de producción que cuando la fábrica estaba completa, sin recibir pagos de horas extras y teniendo que trabajar hasta los domingos.”
Para las aproximadamente 3.000 trabajadoras(es) de las fábricas de confección en Morelos que el CAT estima perdieron sus trabajos durante el periodo de la pandemia hasta e incluso en el mes de febrero, la situación es aún más difícil. Los empleadores de estas fábricas, con el apoyo de los sindicatos de protección patronal, obligaron a las trabajadoras(es) a renunciar, pagando indemnizaciones de entre 5.000 y 6.000 pesos (250-300 dólares estadounidenses). Según los cálculos del CAT, las trabajadoras(es) tenían derecho legalmente al menos tres veces esa cantidad. Estos despidos encubiertos iban acompañados de la amenaza de que si las trabajadoras(es) presentaban denuncias ante las autoridades, no volverían a ser contratadas en ninguna de las fábricas que operaban en la zona. Como resultado, la gran mayoría de las trabajadoras(es) aceptaron lo que se les ofrecía.
Mirando hacia adelante
Aunque el panorama general para las trabajadoras(es) de la confección en Morelos es sombrío, Blanca señaló un hecho positivo, el proceso de reforma laboral que se está llevando a cabo en México. Sin embargo, aún queda mucho camino por recorrer entre lo que está escrito en la ley y la realidad cotidiana a la que se enfrentan las trabajadoras(es) en las fábricas. "el reto verdadero de la reforma es que efectivamente haya democracia sindical para las trabajadoras, y que conozcan sus derechos," afirma Blanca. "Además, tenemos que empujar por mayor paridad y responsabilidad en las tareas de cuidado entre hombres y mujeres."
Testimonios y análisis realizados por el CAT
- Las trabajadoras de la maquila ante el COVID-19: testimonios de su dura realidad, Blanca Valazquez Diaz, Friedrich Ebert Stiftung, noviembre 2020, disponible aquí.
- Despidos Masivos, Salarios Raquíticos y Explotación Laboral en Tiempos de Pandemia, Centro de Apoyo al Trabajador, febrero 2021, disponible aquí.