Salarios e indemnizaciones

Después de años de campañas organizadas por organizaciones sindicales y de derechos laborales en todo el mundo, las grandes marcas de ropa se vieron motivadas a reconocer que las trabajadoras(es) que fabrican sus productos tienen derecho a salarios que alcancen para satisfacer sus necesidades básicas según los estándares locales.

A pesar de este reconocimiento, los salarios de la mayoría de las trabajadoras(es) de la confección siguen muy por debajo de un salario digno, definido como la cantidad mínima necesaria para llevar una vida digna, incluyendo el acceso a vivienda, salud, alimentos, educación y otras necesidades básicas. Se estima que los salarios mínimos de las trabajadoras(es) de la confección están, en promedio, un 45% por debajo de un salario digno en los principales países productores de ropa, en los cuales muchas veces no existen programas efectivos de protección social.

La RSM colabora a nivel internacional con sindicatos y organizaciones de derechos laborales y de mujeres con el fin de apoyarles en el desarrollo de estrategias para lograr salarios dignos en sus países.

En países como Bangladesh, se están realizando campañas nacionales que llaman a los gobiernos a subir los salarios de las trabajadoras(es) de la confección.  A la vez, llaman a las marcas a cambiar sus prácticas de compra para asegurar que las fábricas proveedoras  puedan respetar el derecho a un salario digno.

Abordar el robo de salarios e indemnizaciones

Además de los salarios crónicamente bajos, desde hace mucho tiempo las trabajadoras(es) de la industria textil y de la confección han enfrentado el robo de sus salarios e indemnizaciones. Las trabajadoras(es) de la industria se encuentran en condiciones particularmente vulnerables debido a las violaciones al derecho a la libertad sindical.

Durante la pandemia global del Covid-19 y los subsiguientes shocks económicos, el robo de salarios e indemnizaciones aumentó, evidenciando las desigualdades incrustadas en el sistema global de la cadena de suministro. Las marcas decidieron proteger sus ganancias, buscaron desplazar los riesgos a los eslabones inferiores de la cadena de suministro hacia una fuerza de trabajo pobre, y en gran medida femenina, en el Sur Global. 

Muchos dueños de fábrica hicieron lo mismo. Al enfrentar dificultades financieras y la cancelación de pedidos, que a veces generaron el cierre de las fábricas, dejaron de pagar los salarios e indemnizaciones que por ley les correspondían a las trabajadoras(es).

En coordinación con otras organizaciones internacionales de derechos laborales, la RSM apoya a las trabajadoras(es) de la confección y a sus sindicatos en su lucha por el derecho al pago de salarios no pagados, indemnizaciones y demás prestaciones que les corresponden por ley en caso de despido, suspensión o cierre de fábrica.

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