Foto: Campaña Ropa Limpia
Sindicatos y organizaciones que luchan por los derechos de las(os) trabajadoras(es), incluyendo la Campaña Ropa Limpia, Trabajo Detrás de la Etiqueta (Labour behind the Label), la Red de Solidaridad de la Maquila, Guerra contra la Carencia (War on Want) y Trabajadores Unidos (Workers United), expresamos nuestra solidaridad con el pueblo de Sri Lanka, al cual apoyamos mientras enfrenta la crisis política, social y económica que atraviesa su país, causando dificultades extremas y graves preocupaciones con respecto al futuro.
Este es el resultado de una crisis que se ha venido empeorando a lo largo de décadas impulsada por la deuda internacional y por los malos manejos del anterior gobierno de Sri Lanka. Esta crisis ha desencadenado una inflación catastrófica y la pérdida del poder adquisitivo del pueblo; fallas en los servicios públicos, incluyendo los servicios de salud, educación y transporte público; la disrupción de la actividad económica; y la falta de combustible, gas doméstico y petróleo, además de la escasez de muchos bienes básicos. De manera significativa, la crisis ha causado graves dificultades a las 300,000 trabajadoras(es) de la industria de la confección, en su mayoría mujeres, y a sus familias.
La crisis produjo protestas masivas de personas indignadas por los malos manejos del gobierno y su falta de una respuesta efectiva. Las protestas forzaron la caída del gobierno y llevaron al presidente a renunciar y huir del país, nombrando al primer ministro como presidente interino. El Parlamento procedió a elegir al presidente interino como Presidente hasta que concluya el mandato presidencial, a través de una elección basada en los votos de los miembros del Parlamento.
El presidente interino (hoy presidente electo), perteneciente a otro partido político, declaró un estado de emergencia nacional, movilizó al ejército y amenazó a los manifestantes diciéndoles que no recurrieran a la violencia. Al día siguiente, cuando fue juramentado el nuevo presidente, un grupo de policías y elementos del ejército atacaron brutalmente a los manifestantes, incluyendo a periodistas, para que desalojaran la oficina del presidente que habían ocupada. El ataque de la policía armada y el ejército era innecesario, ya que -según declararon los manifestantes- ya les habían informado a las autoridades que iban a entregar la oficina de manera pacífica. Por lo tanto, condenamos rotundamente este brutal e injustificado ataque a los manifestantes pacíficos.
Incluso antes de que se eligiera al presidente nuevo, los sindicatos que conforman el Consejo Consultivo Nacional del Trabajo (NLAC por sus siglas en inglés) lanzaron un llamado a adoptar medidas administrativas constitucionales, legislativas y de emergencia para lidiar con la crisis, garantizar los procesos y derechos democráticos, ponerle límites al poder ejecutivo y evitar un resultado represivo autoritario. La carta que enviaron los sindicatos a los candidatos presidenciales resalta las medidas exigidas.
Avalamos y apoyamos este llamado de los sindicatos e instamos a los gobiernos nacionales, las instituciones financieras internacionales, las empresas del sector privado (incluyendo las marcas internacionales y tiendas que distribuyen los productos de la industria de la confección manufacturados en Sri Lanka) y demás partes interesadas, a que contribuyan a la implementación de un programa que incluya ayuda de emergencia, asistencia financiera a mediano y largo plazo y una solución política democrática a la crisis.