A un año del asesinato de un sindicalista en Bangladesh, las marcas no asumen su responsabilidad

Foto: Conmemoración para recordar a Shahidul Islam (CCC).

Hace un año, el líder sindical Shahidul Islam fue atacado y asesinado frente a la fábrica Prince Jacquard Sweater Ltd en Bangladesh. A pesar de intentos reiterados por parte de la red Campaña Ropa Limpia (CCC por sus siglas en inglés) de comunicarse con más de 50 marcas de ropa que se abastecen en esa fábrica, la familia solo ha recibido una pequeña indemnización por parte de una marca.

La RSM nos unimos a otras organizaciones de derechos laborales, tanto en Bangladesh como a nivel internacional, para conmemorar la vida y el activismo sindical de Shahidul Islam. Instamos a todas las marcas que se abastecían en esa fábrica a asegurarse de que la familia de Shahidul Islam reciba una indemnización adecuada y realizamos un llamado a todas las marcas que se abastecen en Bangladesh a que tomen medidas significativas para garantizar el respeto al derecho de las trabajadoras(es) a la libertad sindical. 

Durante 25 años, Shahidul Islam fue organizador de la Federación de Trabajadores Industriales y de la Confección de Bangladesh (BGIWF por sus siglas en inglés). Se involucró en la lucha de las trabajadoras(es) de Prince Jacquard Sweater Ltd. por el pago de sus salarios y bonos pendientes desde el mes de diciembre de 2022. El 25 de junio de 2023, salía de una reunión con la gerencia de la fábrica, cuando lo atacaron y asesinaron debido a su activismo. Le sobreviven su esposa y sus dos hijos. 

Según Kalpona Akter, Directora de BGIWF, “Ya pasó un año completo desde el asesinato de Shahidul y las marcas se siguen rehusando a aceptar ninguna responsabilidad. Si las marcas argumentan que promueven la debida diligencia en materia de derechos humanos en sus cadenas de suministro, ¿cuándo actuarán para asegurar que los organizadores, como Shahidul Islam, puedan ejercer su derecho a la libertad sindical sin tenerle miedo a la violencia? ¿Cuándo van a indemnizar a su afligida familia?”

Desde el asesinato de Shahidul, la red de la CCC, a la que pertenece la RSM, ha estado haciéndole un llamado al gobierno de Bangladesh a que realice una investigación exhaustiva y transparente del asesinato para identificar a todos los perpetradores, así como las conexiones entre los atacantes y la gerencia de la fábrica.

Un año después, la investigación se sigue alargando. Hasta ahora, han sido acusados un trabajador administrativo de Prince Jacquard Sweater Ltd. y otros trece individuos involucrados en el ataque, aunque los grupos de derechos laborales y la familia de Shahidul sostienen que es muy probable que altos funcionarios de la compañía hayan estado involucrados y deben de ser investigados también.

Los miembros de la CCC han identificado y contactado a más de 50 marcas que se abastecían en la fábrica entre un año antes del asesinato y los meses subsiguientes, instándoles a contribuir a la indemnización para la familia. De acuerdo con el Convenio 121 de la OIT, la indemnización debería alcanzar por lo menos los 24,934,830 takas bangladesíes (equivalente a aproximadamente US$212,000) para así cubrir los ingresos que se esperaría que Shahidul Islam hubiera ganado a lo largo de su vida, aunque, tomando en cuenta el dolor emocional y el sufrimiento de su familia, la indemnización podría ser más elevada. Hasta ahora, solamente una marca ha contribuido a la indemnización para la familia, representando tan solo un 2% de lo que la familia debería de recibir.

En el aniversario del asesinato, la CCC lanzó un rastreador para monitorear cuáles marcas específicas han contribuido a la indemnización para la familia y cuánto. Seis marcas tienen una mayor responsabilidad, incluyendo RD Style (una compañía estadounidense-canadiense que abastece a Saks Off Fifth, Anthropologie y otras marcas), ya que se encontraban entre los compradores más importantes de la fábrica durante el año que antecedió al asesinato y el año subsiguiente.

Según Emma Vogt, Coordinadora de Acciones Urgentes de la CCC, “Juntas...seis compañías le hicieron pedidos a esta fábrica con un valor de cientos de miles de dólares, lo cual permitió que la fábrica se mantuviera a flote, mientras pisoteaba los derechos de sus trabajadores. Cuando se dio la peor violación posible de los derechos humanos en su cadena de suministro, simplemente la ignoraron. Para estas compañías no sería ningún sacrificio contribuir para asegurar que la familia no caiga en la pobreza, y deberían de hacerlo de inmediato”.  

Este asesinato ilustra claramente el ambiente intensamente represivo dentro del cual las trabajadoras(es) de la confección en Bangladesh producen ropa para las marcas internacionales y los consumidores alrededor del mundo. A sólo cinco meses del asesinato, una fuerte represión contra manifestaciones que exigían un aumento salarial desembocó en el asesinato de cuatro trabajadoras(es), el arresto de docenas de manifestantes y miles de personas más fueron amenazadas con cargos legales.

Las marcas de ropa alimentan esta represión a través de su insistencia en mantener los precios bajos y la amenaza implícita de que si no consiguen los precios que exigen, pudieran trasladar la producción a países con salarios aún más bajos. Con el fin de permanecer competitivos a nivel internacional, los dueños de las fábricas y el gobierno de Bangladesh han reprimido violentamente los esfuerzos de las trabajadoras(es) por organizarse y exigir salarios más altos.

Las marcas no han asumido ninguna responsabilidad, prefiriendo esconderse detrás de las auditorías sociales. Sin embargo, Human Rights Watch ha demostrado que estas auditorías sociales son “inadecuadas para monitorear y responder a las amenazas contra los trabajadores que intentan conformar sindicatos independientes”.

Todas las marcas que se abastecen en Bangladesh deben de asegurarse de que todos sus proveedores respeten los derechos laborales fundamentales, incluyendo el derecho a la libertad sindical y a la negociación colectiva. Las marcas además deben de realizar investigaciones de inmediato y tomar medidas para abordar cualquier violación de estos derechos en sus cadenas de suministro.

Según Babul Akter, Secretario General de BGIWF, “Aunque asesinaron a Shahidul Islam afuera de la fábrica Prince Jacquard Sweaters Ltd., en muchas otras fábricas, los trabajadores y organizadores temen que también estalle la violencia y el hostigamiento. Todas las marcas y compradores deben de estar atentos, asumir su responsabilidad y tomar medidas para asegurar la seguridad de los trabajadores en las fábricas de su cadena de suministro".

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