Trabajadoras en la cooperativa de confección Maquiladora Justicia y Dignidad (CFO)
La pandemia del COVID-19 afectó severamente a México. A mediados de noviembre, el número de casos positivos llega casi a un millón, superando las 95,000 muertes oficiales. Desde el comienzo de la pandemia, las fábricas de la maquila en los estados del norte del país tuvieron oleadas de infecciones entre las trabajadoras(es), sin la protección adecuada por parte de los patrones y gerentes.
En abril, la RSM compartió en su web un informe del Comité Fronterizo de Obreras (CFO), una organización con la que la red colabora desde hace muchos años, localizada en el estado de Coahuila en el norte de México. El informe remarcaba los retos que enfrentaban las trabajadoras(es) de la maquila tanto en los casos que debían continuar trabajando en condiciones de inseguridad sanitaria, como también para quienes debieron pasar etapas de suspensiones temporarias. Es importante marcar que muchas de las fábricas que permanecieron abiertas no implementaban medidas de distanciamiento social entre las trabajadoras(es) ni tampoco proveían de suficiente jabón para lavarse las manos. De las fábricas que suspendieron la producción, la mayoría ofreció sólo 50% del salario a las trabajadoras(es) suspendidas, hasta que se decretó la reapertura.
Seis meses después de ese informe, la RSM habló con Julia Quiñonez, coordinadora de CFO, para tener una actualización de la situación de la maquila en Coahuila y conocer cómo la organización está respondiendo a la “nueva normalidad”.
Quiñonez cuenta que, desde junio, la gran mayoría de las fábricas que operan en Piedras Negras, Coahuila, donde está basado CFO, han reabierto sus puertas y están casi en niveles de producción normales. La reapertura ha tenido cuestiones positivas y negativas, explica Quiñonez. Positiva por el lado que las trabajadoras(es) tienen acceso a su salario completo al retornar al trabajo, pero negativas ya que “los centros de cuidados de niños y las escuelas continúan cerradas, creando serios problemas para trabajadoras que son madres solteras y que no tienen familia extendida para apoyarse en las tareas de cuidado”.
En casa
Quiñonez explica que las trabajadoras(es) han sufrido mucho estrés por la falta de acceso adecuado a internet: “muchas trabajadoras no tienen la última tecnología para que sus hijos puedan acceder a la enseñanza de forma virtual y remota. Muchas trabajadoras con las que trabajamos tienen más de un hijo, con lo cual necesitan más de un aparato para conectarse y que todos en la casa puedan acceder a las aulas virtuales”. En este contexto, CFO y organizaciones aliadas al otro lado de la frontera en Estados Unidos, han comenzado campañas de donaciones de teléfonos, tablets y computadoras usadas para compartir con las trabajadoras(es) de la maquila.
En las fábricas
Muchos de los problemas que se indicaron en el informe de abril de CFO siguen están presentes. Las trabajadoras(es) no reciben el equipamiento de protección personal necesario. “Las mascarillas que reciben no duran más que un día y se desarman en pedazos con el calor de la fábrica”, cuenta Quiñonez. “Las fábricas tienen mala ventilación y muchas han hecho simulaciones de protocolos de higiene y seguridad, que son sólo cosméticos, superficiales, y no siguen los procedimientos que deberían estar implementando.”
En los últimos meses hay un incremento de despidos masivos, en especial en casos de trabajadoras(es) con enfermedades crónicas y comorbilidades. “Muchas de las trabajadoras(es) suspendidas no están recibiendo salario mientras están suspendidas, y no están siendo llamadas a volver a la fábrica tampoco. En algunas empresas comenzaron a despedir primero a trabajadoras(es) jóvenes, con poca antigüedad, sin darles ninguna indemnización.
Justicia y Dignidad
En el medio de la pandemia, CFO relanzó su cooperativa de confección Maquiladora Justicia y Dignidad, que ha comenzado a producir más de 1,000 mascarillas que se irán distribuyendo a trabajadoras(es) en las puertas de las fábricas, junto con información sobre sus derechos laborales.
“Tuvimos que cerrar la cooperativa en marzo por la pandemia” cuenta Quiñonez, “pero ahora nos hemos reorganizado en el trabajo, colocamos los protocolos necesarios y estamos produciendo de nuevo. Tenemos un grupo de compañeras, que fueron obreras de la maquila en el pasado, haciendo mascarillas de buena calidad, con tres filtros, que las trabajadoras pueden lavar y reusar”. Desde que comenzó la producción de la cooperativa, CFO ha entregado cientos de mascarillas a las trabajadoras(es) de la zona industrial de Piedras Negras.
Quiñonez tiene la esperanza que la distribución de mascarillas de CFO puede ayudar a que las trabajadoras(es) tengan mejor protección y también podrán acceder a información sobre sus derechos laborales durante la pandemia. “Comenzamos con las fábricas más pequeñas, pero esperamos que podamos hacer mascarillas de buena calidad para miles de trabajadoras, junto con información sobre sus derechos.”
El informe de CFO de abril 2020, “Los trabajadores de las maquiladoras en la contingencia covid-19” se puede acceder aquí.